La diseñadora francesa y creadora de una de las marcas más reconocidas en el mundo, Coco Chanel, decía que para ser irremplazable, uno debe ser siempre diferente; pero en la actualidad pareciera que a más de uno el ser diferente les parece ser como lo demás. ¿Por qué será que vivimos buscando una imagen a seguir, en lugar de salir de lo convencional?
Desde que era joven tenía el gran sueño de conocer mi país rincón a rincón, mismo que pude cumplir hasta ahora; siempre estuve interesada en saber cómo México al ser un país tan rico y diverso, tenía un nivel económico por debajo de otros países que solo comercializaban con los productos que de aquí tomaban, por lo que me di a la tarea de comenzar a buscar el porqué de esta situación.
Para comenzar mi viaje decidí empezar por ir a un lugar lleno de magia y que me hacía recordar mi infancia, Veracruz, tierra de vida y llena de colores por descubrir. A mi llegada a Veracruz comencé descubrir la gran diversidad de productos que esta región tiene, entre las cuales destaca su gran variedad de frutos, de los cuales francamente no conocía muchos, por lo que opté por preguntarle a un locatario el origen de esas frutas. Al cuestionarle el origen, nombres y peculiaridades de los frutos el locatario solo me veía y se reía, cosa que me extraño un poco, acto seguido el hombre se disculpó conmigo y me explico que lo que veía eran frutas exóticas, es decir, raras, y que por extraño que pareciera, muchas eran idénticas en sabor a otras frutas más convencionales, pero que muy poca gente se atreve a probarlas porque no las conocen y al ser tan raras no saben el sin fin de cualidades o presentaciones en las que pueden estar, como es el caso del Té, en el que frutas tan peculiares como estas pueden ser incluso más beneficiosas que las comunes.
Después de mi conversación con aquel locatario me decidí a probar algunos frutos de los que me había mostrado y combinarlos con frutas como el mango y la manzana, pues de buena fuente sé que el mango es rico en propiedades antioxidantes, que la manzana es alta en fibra, lo cual ayuda al organismo a depurar todo aquello que nos hace mal y que dentro de las frutas tropicales que escogí el kiwi está constituido con un gran valor de vitamina c, que es incluso superior al de la naranja, lo cual lo hace un buen antigripal.
Siempre me he considerado gran fan de los tés por lo que aprovechando mi descubrimiento frutal opte por seguir el consejo del locatario y hacerme un té de frutos tropicales; al incorporar las frutas dentro del agua hirviendo comencé a descubrir como los aromas de todas las frutas se complementaban armoniosamente, dando como resultado una sensación de frescura, con ganas de degustar; al probar su sabor note que era muy diferente a cualquier otro té que hubiese tomado pues este estaba lleno de sabores nuevos que juntos me hacían sentirme tan relajada, como cuando estoy de vacaciones en una playa, sin duda una experiencia mágica, que invadía todos mis sentidos con el calor del té recorriendo cada centímetro de mi cuerpo.
Después de beber mi té y comerme la fruta bañada en la agradable combinación de jugos frutales que había creado reflexioné un poco lo que me había platicado aquel locatario, el ser diferente, y al igual que con las frutas, creo que muchas veces a todos nos da miedo ser diferentes, vemos que un estilo o una forma de ser funciona socialmente y la imitamos, por miedo a mostrarnos tal cual somos; nos creemos aburridos y sin nada interesante que contar, que terminamos siendo como aquellas frutas exóticas que a todos les da miedo probar por encontrarse con un mal sabor; ojala algún día nos demos cuenta que el ser una fruta exótica no es tan malo como parece, pues ser diferente, es lo que en verdad nos debería de importar, ser uno mismo y dejar de seguir estereotipos, liberarse y entender que la vida solo se disfruta si nos a atrevemos a ser diferentes.
Por: Jacqueline M.