El Jazmín, Jasminum officinale, es un arbusto trepador originario de Asia, en concreto de la India. Su flor es muy conocida por el agradable aroma que desprende, y se puede disfrutar en verano y otoño. Incluso forma parte de la gastronomía de algunos países asiáticos, siendo muy utilizadas para condimentar platos.
El aroma del jazmín es reconocido y disfrutado en todas partes del mundo. Sus flores blancas son consideradas místicas y simbolizan la pureza y la gracia.
Para preparar este té, además del té verde o blanco de base (aunque también se puede usar té oolong o negro) se utilizan 2 variedades de jazmín:
– El Jasminum officinalis o jazmín común que es la enredadera
– El Jasminum sambac o jazmín árabe, que es el arbusto utilizado comúnmente para adornar jardines.
El consumo de té de jazmín como parte de una alimentación balanceada puede contribuir a promover el bienestar. Es una bebida que aporta variedad de nutrientes y antioxidantes que contribuyen a la salud
El efecto calmante del té verde, combinado con el aroma de jazmín, es muy beneficioso para aliviar el estrés. La intensidad del aroma a té de jazmín tiene un ligero efecto sedante que actúa de forma positiva en la actividad nerviosa y en los estados de ánimo. Su sabor dulce también induce a un estado de relajación.
Por su composición de compuestos antioxidantes como los polifenoles, el té de jazmín ayuda a fortalecer el sistema inmunitario y, a su vez, disminuye el riesgo de problemas como la gripe y el resfriado.
Aunado a su sutilmente dulce sabor y muy aromático aroma, el té de jazmín tiene muchas cualidades beneficiosas:
- Se utiliza para el insomnio
- Cuida y protege la piel
- Ayuda a aliviar los dolores
- Combate el envejecimiento
- Activa la circulación sanguínea
- Evita la retención de líquidos
- Mejora las funciones cognitivas
- Combate los radicales libres
- Evita la hipertensión
- Auxiliar en el tratamiento de la artritis
- Resulta beneficioso para el hígado